Al
cambio de siglo favorece la evolución general de la prensa española
arrastrando a las revistas Infantiles con sus imagenes graciosas que hasta el momento habían
tenido un marcado carácter pedagógico (La
Gaceta de los Niños, El Mundo de los Niños, El Protector de la
Infancia...').
Los editores aumentan el espacio dedicado a la imagen y comienzan a
apostar por historietas con las que pretenden atraer al público
infantil. La revista precursora es El
Álbum de los Niños
que se publica el primer año del nuevo siglo. La publicación Gente
Menuda
Inicia, en cambióla larga serle de suplementos infantiles, Tras una
etapa previa, como sección de Blanco
y Negro
y ABC,
se convierte en 1907 en un suplemento de 10 páginas, que se
distribuye con el periódico y, así, cumple una función de
promoción como a las que estamos acostumbrados en la prensa de hoy
día.
Las
viñetas -que hasta entonces habían permanecido generalmente sin
delimitar por ninguna línea o, cuando mucho, por orlas modernistas,
más decorativas que funcionales- comienzan a recuadrarse. Todas las
historietas de Gente
Menuda
son simétricas: cada página se divide en seis viñetas regulares,
rígidamente recuadradas, con los textos al pie, y todas las
historietas guardan entre sí una estrecha similitud gráfica. Esta
concepción regular es parte de la importancia que Gente
Menuda
concede al cómic, como sección fija, en el que ocupa un lugar
predeterminado como elemento recreativo.
Los
tres grupos editoriales que estimulan la publicación de historietas
infantiles serán: los grupos confesionales (potencian el
apostolado), los colectivos empresariales con Intenciones docentes
(relacionados con la doctrina de la Iglesia y la propaganda del
Estado) y los empresarios comerciales cuyo objetivo es la obtención
de beneficio, Tres revistas destacan sobre las demás en este
panorama: En
Patufet, El Amigo de la Juventud
y Los
Muchachos.
Como
hemos visto, la historieta española da sus primeros pasos con las imagenes graciosas a lo largo
de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Estos Inicios sufren
indudablemente la influencia foránea, europea y norteamericana. Los
autores extranjeros ejercen una positiva influencia aportando nuevas
¡deas, técnicas gráficas, estilos originales y, sobre todo, las
posibilidades expresivas del cómic. A ello se suma la Importancia
alcanzada por la imagen en la prensa de masas norteamericana (prensa
amarilla), donde el cómic sigue por sus propios derroteros y la
fotografía y la Ilustración ocupan cada vez más un lugar destacado
en las páginas de diarios y revistas. Este conjunto de aportaciones,
el trabajo y los Indudables hallazgos personales de los dibujantes
españoles, como Apeles Mestres, Mecachls o Xaudaró, condicionan la
evolución acelerada de la misma, separándose de sus modelos
iniciales de las revistas satíricas de la Restauración y definiendo
lentamente su lenguaje.
CONCEPTO
La
primera revista de cómic que se presenta en el mercado español es
Dominguín
en 1915. Este semanario cómico, de 4 páginas de gran formato,
consta de una historieta de humor completa en cada página. Estas
variopintas historias son protagonizadas en algunos casos por
personajes fijos que dan unidad a cada entrega: Don Nicanor
busca criado, Aventuras extraor dinarias del Capitán Botalón o
Los Corresponsales de Dominguín en las guerras.
Ninguna de ellas, sin embargo, aporta nada nuevo, puesto que el texto
no se integra en la viñeta y tampoco el dibujo ofrece novedades
expresivas significativas. La Importancia de Dominguín
estriba en la propia revista: es la primera vez en España que se
comercializa con semejante atrevimiento la historieta: a base de
grandes viñetas, con un dibujo eficaz, impresa en colores de gran
nitidez y sin supeditarse a espacios literarios.
Al
poco tiempo de publicarse Dominguín,
sale a la luz un nuevo semanario que rinde homenaje en su cabecera al
Insigne cómico, Charlot.
Este semanario aprovecha el tirón del famoso personaje para lograr
una identificación del consumidor con una marca.
El
siguiente paso que da la historieta es determinante. Dominguín
se había presentado como semanario cómico y Charlot
como
semanario festivo, será ahora cuando en marzo de 1917 se publica el
primer número de TBO.
Ésta,
editada en Barcelona, se sub titula semanario
festivo infantil,
toda una declaración de Intenciones. El editor ha unido ambos
conceptos gestando un nuevo tipo de publicación, que se aparta de
las anteriores revistas para niños, en las que la intención
formativa superaba a la recreativa, Esta apuesta audaz se plasma en
el editorial de su primer número, que reza así: TBO
no se propone cansar a las jóvenes imaginaciones con arduos
problemas, ni serias doctrinas, que, a veces,
por
una torcida interpretación, lleva a la juventud por senderos
perjudiciales. Las matemáticas, la historia, la geografía y los
idiomas quedan en manos de sus sabios maestros, los cuales señalan
las horas de trabajo intelectual. Después de estas tareas diarias,
la imaginación necesita, si no reposo absoluto, por lo menos un
algo, que sin ser vulgar, la distraiga y expansione. Un algo
superficial, fácil, alegre y chistoso con imagenes graciosas...
TBO
se estructura a partir del número 10 con un formato que será el que
le dé popularidad: se Incrementa el tamaño, impresión a dos
colores, se Incluye una historieta en la portada en lugar del chiste
único que la ocupaba en los primeros números, Además, la revista
dará prioridad creciente a la historieta, que inicialmente será
sólo cómica, hasta que a partir de 1920 se sustituyen los espacios
literarios dedicados a relatos y cuentos por historias de aventuras,
momento en que la revista sube su precio a la desorbitante
cifra de 10 céntimos, Es
en la década de los locos años 20 -aunque en España no se bailó
tanto el charlestón-, cuando TBO
se
convierte en el gran éxito comercial de la época, prolongándose
hasta 1935. Este enorme interés popular puede entenderse por
diversas causas: ofrece a los lectores un amplio contenido de
historietas, su precio es bajo, la presentación es llamativa y, ante
todo, TBO
equivale a unos contenidos seguros, constantes, que permiten la
identificación y aseguran el consumo .
Estas
razones sirven, también, para explicar por qué la cabecera TBO
se erigirá con el paso de los años en sinónimo de cómic, de
historieta,de hecho por muchos años el las librerias casi ni te entendian si pedias un comic:pedias un tebeo. A partir de los años 30, esta popularidad se acrecentará
y surgirán publicaciones paralelas como Colección
Gráfica del TBO, Entretenimientos del TBO e Historietas y Cuentos
del TBO llenas de imagenes graciosas.
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