viernes, 28 de junio de 2013

El público infantil destino de la historieta

Al cambio de siglo favorece la evolución general de la prensa española arrastrando a las revistas Infantiles con sus imagenes graciosas que hasta el momento habían tenido un marcado carácter pedagógico (La Gaceta de los Niños, El Mundo de los Niños, El Protector de la Infancia...'). Los editores aumentan el espacio dedicado a la imagen y comienzan a apostar por historietas con las que pretenden atraer al público infantil. La revista precursora es El Álbum de los Niños que se publica el primer año del nuevo siglo. La publicación Gente Menuda Inicia, en cambióla larga serle de suplementos infantiles, Tras una etapa previa, como sección de Blanco y Negro y ABC, se convierte en 1907 en un suplemento de 10 páginas, que se distribuye con el periódico y, así, cumple una función de promoción como a las que estamos acostumbrados en la prensa de hoy día.
Las viñetas -que hasta entonces habían permanecido generalmente sin delimitar por ninguna línea o, cuando mucho, por orlas modernistas, más decorativas que funcionales- comienzan a recuadrarse. Todas las historietas de Gente Menuda son simétricas: cada página se divide en seis viñetas regulares, rígidamente recuadradas, con los textos al pie, y todas las historietas guardan entre sí una estrecha similitud gráfica. Esta concepción regular es parte de la importancia que Gente Menuda concede al cómic, como sección fija, en el que ocupa un lugar predeterminado como elemento recreativo.
 
Imagenes graciosas
 
Los tres grupos editoriales que estimulan la publicación de historietas infantiles serán: los grupos confesionales (potencian el apostolado), los colectivos empresariales con Intenciones docentes (relacionados con la doctrina de la Iglesia y la propaganda del Estado) y los empresarios comerciales cuyo objetivo es la obtención de beneficio, Tres revistas destacan sobre las demás en este panorama: En Patufet, El Amigo de la Juventud y Los Muchachos.

Como hemos visto, la historieta española da sus primeros pasos con las imagenes graciosas a lo largo de finales del siglo XIX  y comienzos del XX. Estos Inicios sufren indudablemente la influencia foránea, europea y norteamericana. Los autores extranjeros ejercen una positiva influencia aportando nuevas ¡deas, técnicas gráficas, estilos originales y, sobre todo, las posibilidades expresivas del cómic. A ello se suma la Importancia alcanzada por la imagen en la prensa de masas norteamericana (prensa amarilla), donde el cómic sigue por sus propios derroteros y la fotografía y la Ilustración ocupan cada vez más un lugar destacado en las páginas de diarios y revistas. Este conjunto de aportaciones, el trabajo y los Indudables hallazgos personales de los dibujantes españoles, como Apeles Mestres, Mecachls o Xaudaró, condicionan la evolución acelerada de la misma, separándose de sus modelos iniciales de las revistas satíricas de la Restauración y definiendo lentamente su lenguaje.


CONCEPTO


La primera revista de cómic que se presenta en el mercado español es Dominguín en 1915. Este semanario cómico, de 4 páginas de gran formato, consta de una historieta de humor completa en cada página. Estas variopintas historias son protagonizadas en algunos casos por personajes fijos que dan unidad a cada entrega: Don Nicanor busca criado, Aventuras extraor­ dinarias del Capitán Botalón o Los Corresponsales de Dominguín en las guerras. Ninguna de ellas, sin embargo, aporta nada nuevo, puesto que el texto no se integra en la viñeta y tampoco el dibujo ofrece novedades expresivas significativas. La Importancia de Dominguín estriba en la propia revista: es la primera vez en España que se comercializa con semejante atrevimiento la historieta: a base de grandes viñetas, con un dibujo eficaz, impresa en colores de gran nitidez y sin supeditarse a espacios literarios.
Al poco tiempo de publicarse Dominguín, sale a la luz un nuevo semanario que rinde homenaje en su cabecera al Insigne cómico, Charlot. Este semanario aprovecha el tirón del famoso personaje para lograr una identificación del consumidor con una marca.
El siguiente paso que da la historieta es determinante. Dominguín se había presentado como semanario cómico y Charlot como semanario festivo, será ahora cuando en marzo de 1917 se publica el primer número de TBO. Ésta, editada en Barcelona, se sub­ titula semanario festivo infantil, toda una declaración de Intenciones. El editor ha unido ambos conceptos gestando un nuevo tipo de publicación, que se aparta de las anteriores revistas para niños, en las que la intención formativa superaba a la recreativa, Esta apuesta audaz se plasma en el editorial de su primer número, que reza así: TBO no se propone cansar a las jóvenes imaginaciones con arduos problemas, ni serias doctrinas, que, a veces, por una torcida interpretación, lleva a la juventud por senderos perjudiciales. Las matemáticas, la historia, la geografía y los idiomas quedan en manos de sus sabios maestros, los cuales señalan las horas de trabajo intelectual. Después de estas tareas diarias, la imaginación necesita, si no reposo absoluto, por lo menos un algo, que sin ser vulgar, la distraiga y expansione. Un algo superficial, fácil, alegre y chistoso con imagenes graciosas...


TBO se estructura a partir del número 10 con un formato que será el que le dé popularidad: se Incrementa el tamaño, impresión a dos colores, se Incluye una historieta en la portada en lugar del chiste único que la ocupaba en los primeros números, Además, la revista dará prioridad creciente a la historieta, que inicialmente será sólo cómica, hasta que a partir de 1920 se sustituyen los espacios literarios dedicados a relatos y cuentos por historias de aventuras, momento en que la revista sube su precio a la desorbitante cifra de 10 céntimos, Es en la década de los locos años 20 -aunque en España no se bailó tanto el charlestón-, cuando TBO se convierte en el gran éxito comercial de la época, prolongándose hasta 1935. Este enorme interés popular puede entenderse por diversas causas: ofrece a los lectores un amplio contenido de historietas, su precio es bajo, la presentación es llamativa y, ante todo, TBO equivale a unos contenidos seguros, constantes, que permiten la identificación y aseguran el consumo .

Estas razones sirven, también, para explicar por qué la cabecera TBO se erigirá con el paso de los años en sinónimo de cómic, de historieta,de hecho por muchos años el las librerias casi ni te entendian si pedias un comic:pedias un tebeo. A partir de los años 30, esta popularidad se acrecentará y surgirán publicaciones paralelas como Colección Gráfica del TBO, Entretenimientos del TBO e Historietas y Cuentos del TBO llenas de imagenes graciosas.

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