domingo, 21 de julio de 2013

Cosas del dibujante

La ideas de un dibujante


—¿Qué es un “chiste político”?
—Creo que cabría distinguir entre “chiste político”, que es aquel cuyo contenido hace referencia de forma directa a lo que oficialmente se considera “política”, y “chiste politizado”, que es aquel que, sin referirse a cuestiones “políticas” concretas, lleva consigo una carga ideológica que le eleva de la categoría de mero pasatiempo o dicho gracioso (como ha sido normalmente catalogado el chiste) y que le convierte entonces en una nueva forma de periodismo; por ello, hoy nadie se sorprende cuando ciertos periódicos colocan los dibujos de sus colaboradores en las páginas de editoriales. El mayor interés que ofrece el “chiste politizado” sobre el “chiste político” me parece evidente e imagino que a él debe referirse la presente encuesta de nuestras imagenes graciosas.

—¿Dónde nace la chispa del chiste, la ocurrencia? ¿Dónde nutre su imaginación?

—El chiste debe tratar de presentar de la forma más clara, más breve y más inesperada posible (hay que desarmar al lector, pillarle desprevenido) las contradicciones, injusticias o defectos de una determinada noticia o situación; supongo que en ello reside toda su “chispa”. Los temas, naturalmente, los proporciona cualquier cosa: en especial la prensa, la TV, el contacto con los demás...


—¿Qué es más importante, la idea, o que el dibujo tenga gracia?
—La idea, siempre. El dibujo no es más que un medio al que, por supuesto, se debe dominar, pero nada más. Incluso en ciertas ocasiones un dibujo muy “artístico” perjudica al chiste.
—¿Hasta dónde se puede hacer gracia “política” en España? ¿De qué limites no se puede pasar?   
—Los limites del chiste político son los siguientes: al norte, la Ley de Prensa; al sur, el Código Penal; al este, la empresa que lo publica, y al oeste, todo lo demás. En resumen: la cosa es bastante difícil.
—¿Qué problemas le plantea el chiste político?
—Es posible que no sepan que actualmente me hallo en “libertad provisional” (con una fianza de 75.000 pesetas) acusado de “injurias
graves a la Administración de Justicia” por un chiste publicado en El Correo Catalán de fecha 6-II-70. Espero que esto conteste a su pregunta. Además, existe la “otra censura”: compromisos publicitarios del diario o la revista, cartas al director, presiones de sectores no oficiales pero bien situados, quejas de los suscriptores, llamadas al “buen gusto”, etc., cosas todas ellas que impiden en muchas ocasiones que se publiquen ciertos dibujos de imagenes divertidas.
—¿Cuales son sus temas favoritos al hacer chistes de tipo político, social o ideológico?

—No tengo temas favoritos o, mejor dicho, no puedo tenerlos, aunque a través de lo que llevo publicado pueda parecerlo, pero eso no es culpa mía.
—¿Considera el humor como un agravante o atenuante al tocar temas políticos?¿Se pueden decir más cosas o menos que escribiendo?
—Una crítica que hace parecer ridículo al criticado siempre resulta más ofensiva. Lo cual me hace suponer que el humor es un agravante.
—¿Qué valor tiene el chiste político y qué función cumple en la prensa?
—Se ha dicho que los chistes de Chumy Chúmez son editoriales, más claros, más breves y que todo el mundo lee. Ahí debe residir uno de los principales valores del chiste político.

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